El equipo de Russo sigue a paso firme, raspó un punto valiosísimo del Metropolitano y remató a un Junior en crisis. Estas son las tres grandes conclusiones que dejó el empate 1-1 entre Junior y Millonarios.
Millonarios todavía no está fino en ataque
La expulsión de Rojas obligó a Russo a cambiar su figura. Del 4-4-2 pasó a un 4-1-4-1, con Duque de volante escoba y con Macalister Silva y ‘Carachito’ un poco más adelantados; por las bandas estuvieron Maxi Núñez y Alexis Zapata; y en punta, el potente Riascos.
Pero ni la inclusión de dos jugones en la mitad pudo solucionar la falta de volumen ofensivo. A Domínguez y Silva se les notó la falta de ritmo. Ninguno de los dos pudo coger la batuta y Millonarios generó muy poco. En el primer tiempo Millos solo hizo dos tiros al arco –uno de ellos terminó en gol– y en el segundo generó la primera opción al minuto 85.
Un centro perfecto de Maxi Núñez volvió a salvar la papeleta. Millos es muy sólido en defensa, pero todavía nos sigue debiendo en ataque. En todo caso, aunque todavía falta trabajo, haber raspado un punto con el “equipo b” es más que un buen resultado.
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Con o sin Gamero, Junior está mal
No se trata de reivindicar al técnico saliente, tampoco de justificar sus malos resultados, pero sí hay que decir que el nivel individual de la mayoría de los jugadores del Junior es paupérrimo.
Más allá de excepciones puntuales, como los casos de Toloza y Ovelar, de mitad de cancha para adelante, Junior no tuvo fichas para herir a Millonarios. James Sánchez es el primo cojo del jugador que nos deslumbró hace dos semestres, Jarlan Barrera ya comienza a ser una promesa incumplida, Serje es muy plano en ataque y Aguirre habría aportado más desde la tribuna. Así no hay como jugar fútbol.
El ataque del Junior se sustentó en la creatividad de Toloza. ¡Imagínese!
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Alexis Zapata: ¿debut y despedida?
Russo, por fin, hizo rotaciones. Es importante tener a toda la plantilla carburada y en punticas de pie. Fue lindo volver a ver a Maxi y el partido de Macalister Silva, aunque regular, sirvió para dejar el precedente de que sin minutos los jugadores se atrofian.
Caso aparte fue el de Alexis Zapata. El joven paisa ya había jugado un cuarto de hora contra el América y contra el Junior tuvo su primera titularidad. Quizás también la última, pues Russo tendrá motivos para estar disgustado.
Mientras estuvo en cancha, a Zapata se le vio frío y displicente. No aportó nada en ataque y estuvo impreciso. Además, tras un tiro libre suyo espantosamente ejecutado surgió la contra que terminó en el gol del empate. Ojalá su actuación en el Metropolitano no lo condene…
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