La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.
Ha sido un semestre muy extraño para nosotros los hinchas de Millonarios. Quedar campeones contra Santa Fe, el cáncer de Russo, una Libertadores que a veces se ve cerca y a veces se ve lejos y muchas cosas más me han puesto pensativo. Por eso, antes de los últimos dos partidos del semestre (y los más importantes) quiero compartir tres reflexiones.
El semestre no salió como esperábamos
Lo primero es el cáncer de Russo. Lo más importante que le deja a Millonarios esta ocurrencia lo trataré en el tercer punto, sin embargo, desde lo futbolístico hay que decir varias cosas. Por un lado, Russo aplazó su tratamiento para poder concentrarse en sacarnos campeones. Lógicamente, apenas pitaron, Russo se concentró en salvar su vida. Hoy hablamos mucho de la pobre planeación deportiva, que la nómina estuvo muy corta, que no se trajo a nadie de peso, que Montoya no se adaptó. Y sí. Russo no puedo estar viendo jugadores como hubiese querido, así que ante comprar de afán y caro prefirió pocos y subir canteranos. Súmele a eso que los pocos refuerzos que trajo Russo no los pudo trabajar: no pudo enseñarle a Montoya su nuevo rol, no puedo darle instrucciones al equipo para que supieran cómo y cuándo darle la pelota. Tampoco pudo trabajar con Ovelar y Ayron para que pudieran jugar juntos. El equipo tuvo que trabajar con ideas viejas y jugadores nuevos. A esto hay que sumarle la factura de la nómina corta: las lesiones. Se fue el mejor wing que teníamos y justo se lesionaron todos los de las ideas: Rojas, Caracho, Montoya y ahora Macalister.
En su momento me molestó no ver a Millonarios listo para la Libertadores. Pero hoy, con Russo vivo, entiendo que se hizo lo que se pudo. No se despilfarró en jugadores que Russo no pidió (como suele hacerse), se le dio juego a canteranos (y algunos se ven prometedores), y no se deshuesó el equipo que quedó campeón (solo salió Mosquera que se veía venir).
El semestre no salió como esperábamos. No entramos a los ocho porque Santa Fe se acordó que fue humillado en diciembre y Millonarios no tuvo las mismas ganas de combatir. Somos últimos en nuestro grupo de Libertadores porque no supimos sacar puntos de visitante en ningún parte. Podemos clasificar pero vamos a necesitar que los jugadores lo ganen a punta de esfuerzo: hoy por hoy ya Millonarios no tiene espacio para mejorar su fútbol. Yo solo espero que a las patadas alguien la empuje y ganemos medio a cero acá y medio a cero en Brasil. Habrá que demostrar carácter, algo de lo que Russo sabe.
El semestre que se viene merece seriedad
Como buen hincha de Millos, yo soy un pesimista pero tengo la fe intacta. Creo que podemos clasificar a la siguiente fase de Libertadores y eso tiene unas implicaciones muy serias. Lo primero a tomar en cuenta es que la siguiente fase es después del mundial; justo después del mercado de verano. Es una nueva oportunidad para que Russo se ponga en la tarea de reforzar el equipo. Ahora, hay que decirlo: Millonarios se tiene que meter la mano al dril. Amber Capital tiene que aumentarle la mesada a Serpa y Camacho tiene que dejar de ser tan miedoso y apostarle a este equipo. Si llegamos a hacer el milagro de eliminar a Independiente, a Russo lo tienen que consentir como hijo de segundo matrimonio: tienen que darle todos los juguetes que pida sin revirar.
Por mi parte, me traería dos extremos violentos. Por ejemplo, me robaría a Pablo Rojas de Jaguares o a Carlos Mosquera de Patriotas. De pronto un Rodín Quiñones que chupa banca en el DIM. Eliser, Huérfano y Salazar pueden ser buenos cambios pero no están a la altura para definir un partido. Necesitamos gol. Si acá estamos es soñando también me traería a Fernando Uribe, y a Carlos Darwin el ‘Científico del Gol’. Y hasta le metería un lateral izquierdo de peso. O un diez que sea del agrado de Russo.
Pero acuérdese que somos hinchas de Millonarios y “no hay plata”. Bueno, traigan dos buenos extremos, eso es lo que yo pediría.
Cáncer: todo se cura con amor y lo que no mata fortalece.
Escuché y leí muchas opiniones (incluso algunas publicadas en Hablaelbalón) que decían o sugerían que Russo se estaba llevando a Millonarios al naufragio. Que era mejor que se fuera porque iba a hundir al club con su cáncer. Y yo pensaba que desde que llevo vivo he visto como muchos, MUCHOS personajes mediocres, sin amor por el club, sin amor por el fútbol, sin conocimiento real, y sin ningún valor agregado se cargaron a Millonarios. Háblenme de Lasarte, de Richard Paéz, de Rúben Israel, ¿qué me dicen del papelón Cocca y hasta del bien intencionado Lunari? ¿Ahora no íbamos a esperar a Russo?
Gran acierto de Camacho. ¿Sabe ahora que pasa? Russo nunca va a olvidar como lo apoyamos en las horas más oscuras. Y pondrá todo lo que tenga para que del amor saltemos al buen fútbol. Sin embargo, aunque parezca, Miguel no hace milagros. Y esto es fútbol: las cosas siempre pueden ponerse feas. Hay que tatuarnos la siguiente frase: “todo se cura con amor”. Cuando digo tatuarnos, no es tatuárselo al lado del escudo de Millos en la espalda, o comprar una camiseta con la frase, o ponerla en la bio de twitter. Es entenderla y tenerla como norma. Vamos a darle amor al equipo. Vamos a darle amor a los jugadores. Dejemos de llamarlos ladrones cuando no entregan una pelota bien. Dejemos de putearlos cuando las cosas no se dan. No más gritos racistas a los jugadores negros. No más el discursito de “yo no voy al estadio porque se roban todo” (si no tiene plata lo entiendo la boleta es carísima, entonces no vaya pero dele amor a Millonarios desde la sala de su casa). Vamos a apoyar a Russo para que se quede un buen tiempo y poco a poco sus planes se puedan ir a armando a un mediano-largo plazo. Si no está dispuesto a hacer esto, está perfecto es su vida, pero la violencia, los putazos exagerados y la mala energía no la lleve a la cancha y fúmesela solo en su casa.
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