Estos tres son las promesas, los diamantes en bruto y los phenoms que harán temblar el fútbol europeo.
Frenkie de Jong (Ajax)
Tiene 21 años, juega de volante mixto, volante limpiador. La temporada pasada, en el Ajax de Ten Hag, se probó en el puesto de central y cumplió con grandes lujos. Sin embargo, las mejores tardes que ha vivido han sido cuando juega metido entre los centrales y organiza la salida desde atrás a lo Busquets.
Foto: HITC
Con el balón en los pies haces las veces de arquitecto, de constructor. Con una sobriedad y un garbo anacrónico en el fútbol de máquinas de hoy, se encarga de enlazar a sus compañeros, de repartir el chocolate por la cancha y de llevar la fruta siempre al mejor puerto. Los que lo han seguido de cerca no dudan y dicen que es la reencarnación de Beckembauer y el regreso de la posición del líbero a las canchas.
La sobriedad con la que reparte el balón -juega vestido de smocking y con una copa de champán en la mano- hace que el mundo del futbol lo vea a blanco y negro y hasta con una boina y un bigotón en la cara. Hace dos días se mandó un partido con la Selección de Holanda de aquellos, de sabio, de jugón, y parece que es el engranaje que faltaba para poner a funcionar ‘La naranja mecánica’ otra vez. Se dice que el Barça, el Tottenham y el Real Madrid ya le están coqueteando.
Contra Francia estuvo en modo asperger y conquistó al mundo con su performance. Píllelo en pleno espectáculo:
Justin Kluivert (A.S. Roma)
Hijo de la sangre azul, de la realeza del fútbol holandés, del mismísimo Patrick Kluivert multicampeón y goleador del Barça, del Milán y del Ajax. En el último mercado de pases dio el salto del Ajax a la Roma de la Serie A. Es un extremo micrero, de salón y burlón. Le encanta la gambeta casi tanto como celebrar un gol. En su repertorio tiene de todo: finta con el cuerpo (de aquí pa’ allá, de allá pa’cá), bicicleta endiablada, enganche corto y en velocidad… Su pierna burlona es la más pedida en el mercado negro de los defensores holandeses. Por una estampada en la espinilla de Justin pagan lo que sea.
De su padre sacó las florituras y los adornos, mas no la destreza del gol. No es que no sepa, es que comparado con su padre cuando está frente al arquero es un cualquiera. Obvio que tiene gol y en los compilados de Youtube tiene un par de pepos, pero eso no es lo suyo. Como cualquier joven rebelde, jamás le hace caso a su padre y prefiere ponerlos, no hacerlos. Lo suyo es la danza y el ballet con el cuero.
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Apenas tiene 19 años y ya está en un grande de Europa. En lo que va de la temporada aún no demuestra su clase, su calidad y su ferocidad. Lo que sí es cierto, es que ya se está pagando una buena lana por su diestra asesina y juguetona.
Definitivamente no es parecido a su padre, simplemente es otra cosa.
Ethan Ampadu (Chelsea)
Desde su corte de cabello y su apariencia, hasta su porte y estilo, es toda una pieza exótica del Stamford Bridge. Es de la clase del 2000 y todavía no puede entrar a bares ni a rumbas. Igual, la seriedad, el compromiso y la disciplina que ha dejado ver hasta ahora, hace creer que no va a ser un jugador de tragos y descontroles. Para él la música y la euforia están en el césped, en las barridas, los quites y las recuperaciones prolijas.
Juega de central y parece que su estilo rastafari y buena onda lo hacen ver dimensiones que nadie más ve. Su salida es algo así como las diagonales de Alexis Henríquez multiplicadas por mil. No le gusta engomarse mucho con el balón, así que en vez de dar mil toques, prefiere dar uno y dejar al nueve a bocajarro.
Gracias a su filosofía minimalista, la Selección de Inglaterra lo marginó y él, que no cree en nadie, inmediatamente se pasó a jugar con Bale en Gales. Muchos han sido sus pretendientes pero nadie ha podido robárselo al Chelsea y será difícil que suceda. Aunque no tiene una larga cabellera, es la Rapunzel de Maurizo Sarri: de sus rastas quemadas sale magia, fuego, dinamita.
Nada más veálo. En unos años será todo un jugador de culto.
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