Nuestros lectores, en respuesta a nuestra lista de olvidados por Pékerman, agudos, nos dejaron saber la suya. Acá va.
Hay casos en los que migrar temprano a Europa es recontra provechoso para un jugador. Ese es el caso de Izquierdo. Con 21 años saltó del Once Caldas al Brujas, donde se ha hecho un extremo total.
Aunque puede ser extremo por ambos lados, generalmente lo hace a perfil cambiado; rompiendo de afuera hacia adentro, de izquierda a derecha, es un auténtico diablo. También es garantía de centros envenados y pateando de afuera ha logrado poner al Jaybredestadion a sus pies. Es adicto al gol y está enrachado (7 goles en lo que va de temporada).
Además, don José Néstor, el ida y vuelta defensivo es natural en él. ¿No le suena como buen recambio?
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Jhon Córdoba
Otro exiliado precoz. Se ha hecho futbolista primero en México, después en España y ahora en Alemania. Quizá por eso el olvido. Javier Aguirre, que lo dirigió en El Español, dijo de John que si tuviera gol jugaría en el Chelsea. Y, sí, es verdad, 36 goles en su carrera, hoy jugando de nueve puro en el Mainz, no es un número para echar voladores.
Pero John solo tiene 23 años, ya demostró estar a la altura en España y hoy despeja dudas en Alemania. Aunque comparte el biotipo “rinoceronte” de Duván Zapata, es más plástico para tirarse a las bandas y asistir. Está en la mitad entre Falcao y Jackson Martinez. Para nuestros seguidores, ha llegado el momento de que Pékerman lo guarde en su celular.
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Juan Fer
Hay jugadores como Juanfer, como Macnelly, como Aldo que, simplemente, están hechos para jugar en Surámerica. Europa, la gran Europa, les exige cosas que no pueden (o no quieren dar). Juan Fer fue echado en saco roto por Pékerman porque en Francia, simple y llanamente, se dedicó a otras cosas diferentes al fútbol. Su pierna izquierda, sus ojos en la espalda, su tempo adelante que el resto, fueron eclipsados por la disciplina táctica del viejo continente.
Pero qué le vamos a hacer. Hay piernas izquierdas así. Autoinmunes. Desde que aterrizó en Medellín, ha vuelto a ser el niño feliz, el conductor que encuentra espacios donde nadie más. El amante del fútbol, casi por instinto, se lo pide a don José. 311 255… empieza su celular.
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