¿Se perdió el estreno más esperado del año? Fresco, acá lo revivimos.
Esto fue lo que nos dejó el debut de James Rodríguez en Everton:
84 eternos días tuvieron que pasar para volver a ver a Yeims amarrárselos desde el pitazo inicial. Para volver a verlo sonreír. Una semana de entreno fue suficiente para dejarle clarito a Carletto que una zurda así no puede quedarse tiesa en la fría banca.
180 segundos tardó la pelotita en entrar en contacto con quien mejor la trató en todo el juego. Después no se quiso separar de él. Así fue que empezó el pin, pun, pan del Everton. James, André Gomes, Richarlison. Richarlison, André Gomes, James. De memoria, como si se conocieran del barrio.
Tirado hacia adentro, con la panorámica clara, fue su mejor versión: trazó hermosas líneas de pase que no se veían en el Everton desde los tiempos de Ross Barkley y Lukaku
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Pero como al 19 también le gusta hacerlos y no solo ponerlos, probó. Casito que le encuentra la comba al palo. El fútbol se lo quedó debiendo.
Los minutos restantes fueron la confirmación de algo que ya sabíamos pero que a muchos se le había olvidado: el mansito sí corre, sí mete, sí puede hacer la banda, sí va al piso, SÍ puede jugar en la Premier.
Noventa más uno fue lo que jugó, noventa más uno fue lo que nos deleitó. Que por favor nadie vuelva a poner su juego en duda. Gracias.
Para que no se quede solo con palabras, deleítese con las imágenes de lo que fue el debut de James Rodríguez en Everton:
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