Conozca a Jhon Pinilla, el futbolista que más alegrías le ha dado al fútbol colombiano.
Nació en la casa de Jairo Pinilla y Martha Cubillos en Bosa, una localidad del sur de Bogotá. Desde pequeño, en el duro pavimento del barrio, agarró la pelota, la pegó a su planta del pie y nunca la soltó. En esas canchas impregnadas del olor de las panaderías, Jhon se crió. Los jugadores de su equipo y los vecinos que los animaban fueron sus compañeros de clase; el asfalto, su salón de clase; y la pecosa, la pesada, la cuero’ e piedra, la ‘uy, con ese casco yo no juego’, su maestra.
Los años le pasaron y el barrio, así como el colegio le quedó chico. De Bosa, pasó a jugar en Kennedy, el Perdomo, Veraguas y La Valvanera. Por allá tan lejos, como diría doña Martha, se hizo famoso por su show Quitámela si puedes con la camiseta de su primer club, el Auto Metálicos. La leyenda urbana cuenta que, por esas épocas -inicios de los noventa- , las personas se asomaban por las ventanas y los balcones para verlo, los papás se sentaban en el pasto con sus hijos a comer mecato, los abuelos y los obreros se emborrachaban y los marihuaneros iban a pasar sus viajes en el teatro del ‘Mago’ Pinilla, el nuevo Dios del fútbol. Y eso no es todo, pues amigos de la infancia cuentan que la gente le lanzaba monedas desde afuera de la cancha en agradecimiento.
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Los torneos infantiles, claro, los dominó todos. En las noches previas a los partidos soñaba los goles junto a sus ídolos -Marcos Cuadros, Viviano Mena y Juan Carlos Soto- y a la mañana iba y los hacía. Así, el pelao genio maduró, se hizo adulto…Pasó, en fin, lo que tenía que pasar, eso que escribió en las piedritas del pavimento: «Seré el mejor de todos».
Luego de hacer el curso completo en las selecciones juveniles, llegó al Mundial de mayores de micro en Bolivia con 19 años. Además de cumplir el sueño de jugar junto a sus ídolos, se despachó con 19 goles en 8 partidos y le trajo la Copa del Mundo a su barrio. De la paz hasta Bosa. Antes de ser alzado en hombros por los suyos, en semis hizo el que, según los expertos, es el mejor gol de la historia del micro. Rival: Argentina. Herramienta: el tacón derecho. Estilo: vaselina. No hay registro fílmico, pero para eso Dios nos dio la imaginación.
Lo quisieron, obvio, en Europa. Después de años de hacerse los pesos en el fútbol pirata de Colombia -cobrando chamba por partido-, el Real Futsal Arzignano de Italia lo fichó. Le dijo adiós a su esposa, cerró el teatro en Bosa y le pidió la bendición a sus cuchos. ¿Rencor, dolor, arrepentimiento? No, qué va, si con lo que hizo allá, los goles, los récords que rompió y las dos Serie A que ganó, pagó las deudas familiares y construyó las casas que alguna vez les prometió.
No es joda, si usted pregunta por ‘JhonPi’ en Vicenza, le dirán que allá le decían Il Volpe (el zorro) y que es el mejor micrero que ha pasado por Italia.
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En 2011 volvió a casa para preparar el Mundial made in Colombia que, sin duda, fue el mejor de su vida. Bogotá. Coliseo del Salitre. La gente de Kennedy, de Bosa, sus amigos, los obreros que crearon este deporte, el pueblo, el presidente Santos y su familia en las gradas. En la cancha, junto a él, los otros dos fantásticos en la historia del micro en el país: el ‘Panadero’ Estupiñán y Jorge Cuervo. Esta vez, las cámaras que nunca lo quisieron, lo enfocaron y lo transmitieron por todo el mundo. Otra vez cumplió lo que escribió en el asfalto, fue el goleador del torneo y y guió a Colombia a conseguir su segundo Mundial. ¡Ron pa to el mundo!
Gracias a él, el fútbol solo tomó la relevancia que nunca había tenido y el mismo presidente Santos, Nobel de Paz, lo recibió con honores en el Palacio de Nariño. Cuatro años después, con más hambre que físico, jugó el Mundial en Bielorrusia, y ayudó con un par de pepinos a que cosecháramos nuestra tercera Copa del Mundo.
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En 2019, dueño de una historia de libro, decidió retirarse; no sin antes jugar su último Mundial. Fue en Argentina. Desde allá llegaron fotos de la gente copando los coliseos y preguntando por el mejor jugador de la historia.
-Jhon, Jhon, ¿qué se siente se siente ser el mejor jugador de la historia?
-No sé, no sé. La verdad yo solo juego por gozar.
Y sí que gozó.
Foto: Semana