La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.
El fatalismo por la derrota abultada contra Argelia se explica, en gran parte, por una Copa América en la que si bien no salimos campeones, tuvimos una primera fase decorosa y nos devolvimos a Colombia con la sensación de que ya todo estaba listo. Ingenuos, nos olvidamos de que este proceso inició tarde y que aún le falta mucho rodaje. De marzo a julio Queiroz se enfocó en la construcción de un equipo fuerte y ordenado que —por lo menos— hiciera un papel decente en Brasil. Después, solo tras la eliminación contra Chile y hasta hoy, el entrenador ha tenido tiempo y espacios para darle forma a su modelo de juego: tres partidos en los que se vio un crecimiento progresivo y uno, el último, que terminó en tragedia.
Eso no excusa al entrenador, claro que no, mas sí matiza la gravedad de la derrota y deja buenos aprendizajes. Contra Argelia perdimos justamente porque Queiroz se salió del libreto. No dejó nada de lo bueno que mostró contra Chile, que es todo lo bueno (y lo consistente) que ha mostrado Colombia desde que llegó el portugués: una defensa sólida y física, una transición rápida con un juguetón como Cuadrado de conductor y una finalización insistente (si bien no efectiva) que llega desde la banda.
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El entrenador se traicionó y murió con una que no era la de él. Además de las ausencias obligadas, de haber sacado fichas titulares (Barrios y Mina) y de que individualmente todos fueron un desastre, hubo decisiones de Queiroz que rompieron la armonía de los partidos anteriores. Cuadrado, restringido a la banda, demostró que no se siente cómodo en este sistema si no tiene todo el campo a su merced y Colombia echo de menos un volante que condujera al equipo. Los laterales largos no entraron nunca en el circuito ofensivo y rompieron la solidez defensiva que ya dábamos por sentada.
Queiroz se la jugó por probar un plan B sin tener listo un plan A y Argelia —que jugó un gran partido— no tuvo que hacer mucho para dejarlo en evidencia. La cara fea fue la derrota abultada, la cara linda es que la derrota abultada nos mostró que ya estábamos sobre el camino correcto y que más nos vale no volvernos a salir. Volvamos al plan A, integremos a nuestro mejor jugador y sigamos por donde veníamos, que íbamos bien.
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Bendito Fútbol / EFE