Ayer la rompió en el Superclásico y entonces, cómo no, recordamos cómo llegó hasta aquí.
I Acto: La Revelación
A Rafael Santos Borré lo hizo debutar Leonel Álvarez, por allá en el 2013, cuando este hacía sus primeros pinitos como entrenador. Después, en el 2014, llegó Hector Cárdenas, que de a poco empezó a creer en el pelado y a tirarle minutos, incluso cuando el equipo ardía por dentro: su primer partido como titular en el fútbol profesional fue contra el Tolima con el Cali ya por fuera de los 8… a Borré le importó un carajo y respondió a la confianza con un lindo gol.
Debutar como profesional y mostrar carácter le compró un llamado para hacer parte de la Selección Colombia sub 20 que jugó el Sudamericano de 2015 en Uruguay. Hizo dos goles y, de vuelta en Cali, se encontró con dos lindas sorpresitas: el régimen del Pecoso Castro, y la decisión del club de hacer que el equipo profesional estuviera compuesto por 70 % de canteranos. Era su oportunidad.
El Pecoso le creyó rápido y Rafa no se le arrugó. En el primer partido bajo sus órdenes, por copa, clavo por dos al Tulúa y en liga, cuando por fin fue titular contra Millonarios, hizo un hattrick del que nunca se va a olvidar.
Después vino el romance: con Harold Preciado hizo la dupla eléctrica con la que el “Kínder del Pecoso” ganó la 9 estrella después de 10 años, fue al Mundial sub 20 en Nueva Zelanda y en el mercado de sus fichajes sonó hasta para el Real Madrid.
II Acto: El descenso
Al final no fue el Real Madrid sino el Atlético –¡lo quiso el Cholo Simeone!– el que se lo quedó. Con él no hubo trampolines en México ni Argentina, y entonces, obvio, acá hablamos de un delantero superior. Joya entre joyas. Siguiendo la narrativa clásica, la promesa no pudo ser y en el segundo acto el protagonista se embolató.
No jugó ni un solo minuto en el Atlético de Madrid y fue cedido al Villarreal, al que llegó con poca autoestima y en donde el sueño europeo se terminó de desbarajustar. Cuatro golitos en 30 partidos le hicieron repensar la vuelta y River, que buscaba remplazo para Lucas Alario, se bajó de 3.5 millones de verdes por su pase. Sin embargo, la gente se preguntó: ¿Rafael Santos qué?
III Acto: Afianzamiento y resurrección.
En River tuvo lugar la mejor parte de la historia. Humilde y silencioso, Borré pasó de un hipotético proceso con Simeone a pulirse con Gallardo, el emperador. En principio, las cuentas eran claritas: ya sin Alario, primero que él estaban Pratto, Mora y Nacho Scocco. Es decir, a entrenar la cabeza, familiarizarse con la banca y aprovechar cada minuto que el Muñeco pensara para él.
Los clímax fueron desatándose y Borré, entrando en los segundos tiempos, se fue convirtiendo en la cábala “cambia partidos” del Muñeco. Cada vez que entró, además de goles, dejó un despliegue formidable, sobresaliente incluso en Argentina. Su primer exhibición fue contra Unión, que le amargaba la noche a River: entró y abrió la lata. Después, contra Racing, en una verdadera épica, entró para poner el tres cero final que clasificó a River en Liberta. Su hattrick de cambiar partidos lo hizo contra Rosario Central. Otra vez el partido en el laberinto, y otra vez solucionó.
Ayer, por primera vez fue titular en un clásico y la verdad es que sorprendió. Él dice que Gallardo lo volvió a convertir en un ganador, que potenció su rendimiento, que lo volvió a hacer creer. Nosotros sabemos que, desde que lo descubrió un ojeador en valledupar para llevarlo al Cali, lo suyo es algo especial. Rafa es un nueve distinto, plástico, de técnica exquisita, asociativo y con gol. En este nivel de forma está a la altura de este River plagado de estrellas. Hoy es una más.
Foto:
Futbolete/Vavel/ElHeraldo
Comentarios Facebook