Psicólogo en desuso, editor aficionado y futbolista recontra frustrado.
La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.
Curioso el tema Ospina. Parece una locura que un portero que lleva 10 años en Europa, que tiene 29 años y que ha jugado dos mundialazos sufra lo que sufre David para conseguir un club. Para los que lo hemos visto hacer milagros vestido de amarillo simplemente es inconcebible.
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Es que objetivamente David es un porterazo, por mucho el mejor arquero colombiano en la actualidad y probablemente uno de los cuatro mejores que ha parido esta patria. Tiene un posicionamiento excepcional, achica bien, nunca arriesga de más con los pies, entiende bien el juego y es sobrio para atajar. El número uno de Colombia es un arquero en todo el sentido de la palabra; ya desde hace años dejó de ser tan solo un “buen atajador”, que es el estadio en el que se estanca la gran mayoría de los arqueros colombianos emergentes.
Entonces, ¿cómo es posible que sea una opción tan poco atractiva para los equipos grandes y medianos del fútbol europeo? Las razones, aunque sea las evidentes, podrían ser varias:
Su alcance
La más obvia, quizá, es un tema de altura, de envergadura, para ser más precisos. David es un arquero bajito que, a diferencia de Faríñez, por ejemplo, no tiene los brazos excepcionalmente largos. Esto hace que su alcance sea menor, lo que significa una desventaja en un fútbol como el inglés, en el que los equipos suelen jugar replegados, con los defensas demasiado cerca del arquero y con este muy metido entre los tres palos. Por ese simple hecho, a priori, siempre se le cuestionó mucho en la Premier League. De ahí su mala fama.
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La regularidad
Luego está el tema de la continuidad. Dicen los expertos que para un arquero, más importante que un buen entrenamiento es la regularidad: tapar miércoles-domingo-miércoles. David llegó al Arsenal inmediatamente después de Brasil 2014 y en las últimas cuatro temporadas tapó en 70 partidos; en un contraste, un arquero como Courtois, que llegó ese mismo año al Chelsea, tapó 154 veces en el mismo lapso. En el Arsenal, por las razones que fuere, Ospina nunca logró ser regular, una característica no solo deseable sino indispensable para la posición.
La edad
Finalmente está la falacia de la edad, que probablemente sea el quid del asunto en este caso. Es verdad que a los 29 años los porteros están muy próximos a su máximo pico de rendimiento y es justamente por eso que en el mercado hay opciones mucho más rentables que David. En el mercado se pagan precios desorbitados por el potencial a futuro y Ospina, aunque arquerazo, ya está muy cerca de su tope y tiene un margen muy reducido de mejora. Casos distintos son los de Alisson (25) y Kepa (23) que apenas están empinando su curva de crecimiento. En el fútbol el rendimiento por el rendimiento hace mucho que dejó de ser prioridad.
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