La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón
Nuestro fútbol está lleno de folclor, de exageraciones, de contradicciones pintorescas. Entre las tantas frases célebres –pasando por “perder es ganar un poco” y el famosísimo #EraGolDeYepes– hay una que, a mi parecer, define perfectamente nuestro estado de ánimo. De la autoría del ‘Totono’ Grisales’: “Me quedó un sinsabor amargo”.
Y sí, carajo, ‘Totono’, todo un jugador de culto, no pudo haber sido más acertado cuando le preguntaron a qué sabia el fracaso. El de entonces, aunque las circunstancias fueran otras, era, sin duda, un sinsabor tan amargo como el de ahora; han pasado 37 días desde que Inglaterra nos sacó del Mundial y nada que se quita. Pero esto no es tusa, no. Para la tusa está el agreste FPC, el disparatado mercado de fichajes europeo, el vibrante fútbol suramericano y la amnesia, el mejor de los remedios, pues, bien o mal, nuestra memoria tiende a ser muy corta.
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La única forma de entender esta desazón es recurrir a la sabiduría de ‘Totono’. Es, pues, un sinsabor amargo; la certeza de que todo sigue igual y, peor aún, de que todo sigue igual de mal. Y peor aún: de que todo seguirá igual de mal.
Las directivas de nuestro fútbol son un claro reflejo de esto. Jorge Perdomo, apuñalado por quienes antes habían sido sus escuderos, fue retirado de su cargo y tuvo que bajarse del avión de Rusia. Literalmente. Para reemplazarlo, terminó elegido Jorge Enrique Vélez, político y ex-director de Cambio Radical, más dinosaurio que el tío abuelo de Ramón Jesurún y Luis Bedoya. Su nombramiento, todo un escupitazo en la cara para los que soñamos con un cambio en la dirigencia del fútbol colombiano, toda una burla para aquellos que consideramos que al frente deberían estar “hombres y mujeres de fútbol” y no lagartos politiqueros, dejó un sinsabor; más y más de lo mismo.
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El toque amargo lo pone el más reciente escándalo de la Federación. Ya se sabía que Jesurún, compinche y confidente de Luis Bedoya, iba a ser “más de lo mismo”, las mismas roscas y manejos turbios, enredos mediáticos e intrigas; pero lo que resulta verdaderamente amargo es que don Ramón haya tenido el descaro de imitar la corruptela de su amigo y antecesor don Luis. Palabras más, palabras menos, los audios que se conocieron hace una semana demuestran que los directivos de nuestro fútbol se asociaron con los revendedores para joder al hincha y sacar tajada. La verdad, no vale la pena tratar el tema más a fondo en este espacio y en Hablaelbalón ya explicaron la operación mafiosa. El caso es que las cosas siguen igual, igual de mal.
Lo mismo con el técnico, y así podríamos seguir hasta Catar 2022. Al sinsabor que produce el hecho de que don José, faltando a su acostumbrada altura, no haya tenido aún la decencia de decir que “no va más”, se suma la amargura de sabernos incapaces de despedirlo, de agradecerle y decir que “fue bueno mientras duró”. Ojalá me equivoque, pero el fútbol colombiano no produce nada diferente a lo que predijo ‘Totono’ aquella vez. Nada de mieles del triunfo, ni picantes ánimos de revancha, ni siquiera el doloroso sabor a polvo que produce una derrota; seguimos con este maldito sinsabor amargo.
Termine con: Recordando al Totono Grisales
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