En la cabeza de Russo: Cómo ganarle a Once Caldas y salir de la crisis

¿Qué pasaría si pudiéramos leer la mente de Miguel Ángel y saber, en sus palabras, cómo encarar el partido del viernes contra Once Caldas?

*Si quiere ganarse una gorra ‘Russo Campeón’  solo debe escribir su propio texto de máximo 300 palabras metiéndose en la cabeza de Russo y enviárnoslo por mensaje directo a nuestro Instagram @hablaelbalon. Los mejores 5 textos serán publicados en nuestra web y el mejor se lleva la gorra.

El partido contra Equidad  terminó de cargarlo todo. En la tribuna ya se cansaron y no los culpo. ¿Cómo culparlos? Si muchas veces a mí también, sentado en el banquillo, me dan ganas de romperlo todo. –¡Qué macana la tuya, Andrés!–.

Ahora sí que es cierto eso de que cada partido es una final. “Después del viernes nada más importa, nada” Ese debe ser el mensaje. Debería pedirle a alguno de los pibes que colgara eso en las duchas. Al psicólogo. O lo cuelgo yo mismo. Lo cuelgo yo mismo, ¿eh?

Claro, si fuera por nosotros… Ay, si todo dependiera de los huevos que le vamos a meter. Los huevos no son el problema. Ojalá esos fueran el problema y no las lesiones, las lesiones que bien a la concha de la lora se pueden ir. Y el rival. El rival que también juega; y juega bien el Caldas. Si algo hemos aprendido de los tres partidos anteriores es que salen a jugar siempre. Siempre nos tiran el carro encima. ¿Qué hacer? ¿Qué mierdas hacer?

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Tengo que preguntarle a Guillermo si Matías alcanza a llegar. ¿Qué pasó con lo del año pasado? Si De Los Santos y Cadavid no perdían una el año pasado. Ni una dividida perdían y hasta sacaban al equipo por abajo. Cadavid sacaba al equipo por abajo. ¿Qué nos pasó, hermano?

Es atrás donde más necesitamos. Intensos y precisos para cortar. Necesito que Cadavid se comprometa a morder siempre que reciba Nieto. Inteligente para romper, no ir a dejar el espacio, Andrés. Pero que no se voltee, que cuando se voltea nos vamos a la mierda.

¿Y el quilombo de la mitad? Ya veo venir las noches de insomnio. No sé qué hacer. Tengo claro que a pesar de tener la ventaja, Bodhert no se va a meter atrás. Seguro no. La cuestión es, ¿cuál es la mejor disposición para salir a jugar? ¿Qué hacer? Piensa, Miguel, piensa.

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Voy a morir con la mía. Siempre es mejor morir con la de uno. Caracho, Carrillo y Marrugo o Macalister –el que llegue mejor– en la mitad. Salazar y Barreto por las bandas. En punta Ayron. Así, si nos quitan la pelota, estamos sólidos atrás. Y por ahí en una, en un eslalon de Juan Camilo, cobramos a la contra. Eso sí, Ayron debe meter la que le quede. ¿Es que si no la metemos, hermano?

¿Y si volvemos a perder? Si las cosas salen mal y nos terminamos de hundir… La gente me mata por boludo. “Cómo no va a cambiar nada, Russo”. “Siempre lo mismo con Russo“. “Ya no más Russo” ¿Y me echan?

¿Cuál es la alternativa? ¿Qué puedo hacer? Podría salir a jugarles yo. Salir a comerlos, agarrar con los pantalones abajo a Bodhert, que me tendrá por amarrete. Digamos que siento a Juan Guillermo y más bien armo un triángulo con César, Marrugo y Macalister en el medio. ¡Ahí si no se pondrían con que no hago caso! Con esos dos puedo coger el balón y desubicarlos, obligarlos a ellos a correr… Quedaríamos desequilibrados, eso sí. ¿Y si estamos en una mala noche y me como cuatro? Además en el Campín. Eso puede terminar en papelón. ¿Y me echan? ¿Qué hago, Dios?

*El anterior texto es mero producto de la ficción. Miguel Ángel Russo NO escribió estas palabras.

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