El caso Jarlan Barrera está que arde. Le contamos, cortico y al pie, qué es lo que esta pasando.
Todo comenzó el viernes 17 de julio en la antesala del partido contra Boyacá Chicó. Comesaña confirmó la lista de viajeros a Tunja en la que aparecía, sin ningún problema, el nombre de Jarlan Barrera. Hasta ahí nada extraño. Los enredos empezaron la noche de ese día cuando se conoció que ni Jarlan, ni Teo viajarían finalmente para el partido. Inmediatamente se conoció que Teo no iba por decisión técnica y que Jarlan pues… Nunca dijeron nada.
Apenas corrió la noticia por la ciudad, los periodistas salieron a echarle leña al fuego. Se especuló que no iba a Tunja por una leve lesión en el tobillo, se difundió que había tenido un problema con Teo y Comesaña, y por último se comentó lo peor: que el jugador no quería seguir en Junior. Como era de esperarse, en la costa se armó un revuelo inmenso. Al pobre jugador lo acribillaron en las redes con el #FueraJarlan. Ninguna persona en Barranquilla faltó en el hashtag. El dolor fue grande.
Hasta aquí todo era especulación y rumores. Nada serio. La verdad empezó a salir a la luz después de la derrota del equipo. Lo impensado, lo insólito, terminó siendo verdad: el jugador se quedó en Barranquilla negociando su contrato con los Char y no quería aceptar nada. Así que, con ánimos de acelerar la negociación, Comesaña dejó a Jarlan en casa. Al parecer, su vínculo con el Junior finaliza el 31 de diciembre de este año y, por ende, el jugador puede negociar libremente su pase y cobrar la totalidad de su valor. Negocio nada lindo para ‘Don’ Fuad.
Después, para complicar más el cuento, se conoció que Jarlan rechazó todas las ofertas del club. Oficialmente no se conocen las cifras que pedía, pero se cree que pedía un sueldo mayor a los cien millones de pesos. Monto normal para alguien que ve a jugadores como Teófilo, como Chará en su momento y como Viera, facturar más del triple de lo que le pagan a él. La diferencia que Jarlan no tuvo en cuenta es que él no es ni Viera, ni Chará, ni Teo. Hasta el inicio de este semestre Jarlan estaba en la bolsa del montón.
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Y lo peor: Jarlan sabía que los Char no le iban a premiar esa pataleta repentina. Sabiendo eso movió sus fichas con agentes del fútbol colombiano y dejó preacuerdos firmados con el Monterrey de México y con Atlético Nacional. Simplemente para asegurarse más dinero de lo que le iban a ofrecer en Junior. Al igual que en la cancha, se puso a cancheriar; pero esta pinturita no le salió como esperaba…
Los dirigentes y Comesaña, al verse en jaque por el arfil de Jarlan, sacrificaron su reina: decidieron no alinearlo más en partidos oficiales. La lógica de Char es sencilla pero excelente: “si no te sirve lo que te pago, no te pongo a jugar y ahora vales menos”.
Jarlan, dicen por ahí: “pendejo el que cree que la gente es pendeja”. ¿Qué creías, que los Char no iban a saber lo que estabas armando? Los Char no juegan mucho al fútbol, pero nadie les tira un caño.
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El Heraldo
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