Soy malísimo para los nombres propios y tengo muy mala memoria. Además del fútbol, mi deporte favorito es exagerar y equivocarme en las predicciones.
La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.
Es raro todo este tema de Julen Lopetegui. Desde afuera –que es desde el único lugar desde el que se puede opinar a menos que uno sea pariente de Florentino Pérez–, es fácil quedarse con el relato del entrenador-mercenario, del héroe caído, que no fue capaz de priorizar y que, seducido por los euros y la gloria de entrenar al Real Madrid, echó su carrera por la borda.
En Colombia –el país con más hinchas del Madrid después de España–, le hemos hecho eco a las críticas moralistas en contra del entrenador y su figura, cómo no, ha sido carne de cañón para memes y demás.
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Por eso, la pregunta a continuación puede sonar a disparate: ¿Y si la Federación piensa en él como opción para hacerse cargo de la Selección? Siga leyendo, que no estoy mamando gallo…
Julen llegó a la Selección de España el 16 de Julio de 2016 para remplazar a Vicente del Bosque, que después de salir en grupos en el Mundial de Brasil y de perder contra Italia en octavos de final de la Eurocopa de ese año, no aguantó más y dijo basta. Suceder a Del Bosque era sinónimo de suceder también a Luis Aragonés, y de devolver a España, campeona de dos Eurocopas y de un Mundial en la última década, a la ruta del éxito y del éxtasis. Aunque Lopetegui llegó con dos Eurocopas –sub 19 y sub 21– ganadas con La Roja, en el imaginario colectivo pesaba más su reciente fracaso como entrenador del Porto. La verdad es que las apuestas le jugaban en contra.
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Casi dos años después, antes de su salida por la puerta de atrás de la concentración en Rusia, su vida como seleccionador llegó a la cúspide. España se clasificó al Mundial tras nueve victorias y un empate en las eliminatorias, marcó un récord de goles convertidos y enfrentaba la fase de grupos sin perder un solo partido bajo su yugo.
Además, ya nadie pudo dudar de su capacidad para “evolucionar” y revitalizar a la España perfecta de Sudáfrica 2010:
En sus dos años a cargo, con tacto pero con coraje logró imponer una mezcla poderosísima de juventud y experiencia. A la base de los capos –Sergio Ramos, Busquets, Silva e Iniesa– le sumó a Carvajal, Iago Aspas, Koké, Saúl y De Gea… y con creatividad táctica y un plan de ruta marcado volvió a poner a La Roja en el plano de los favoritos. Su España fue un equipo creativo, con plasticidad táctica –a veces con tres centrales, a veces cinco mediocampistas, a veces con el hoy famoso falso 9– que se jactó de dar espectáculo –se acuerdan del 6-1 a Argentina y del 3-0 a Italia- que lo graduó como un técnico de autoridad en la élite.
Entonces, amigos, si nos olvidamos de la novela infernal que ha sido la vida de Lopetegui después de que le dio el sí a Florentino, si dejamos en paréntesis su nauseabundo ciclo como entrenador merengue –que fracasó por múltiples factores– y no lo juzgamos desde la férrea moral colombiana, ¿no es este el tipo que estamos buscando?
La Selección Colombia, como la España después de Del Bosque, acaba de terminar su mejor ciclo en la historia. Su base, con varios jugadores en la élite, necesita vitalizarse con nuevos nombres. El estilo de sus futbolistas se parece, guardando las proporciones, al de los españoles… Su caso me recuerda al de Pékerman, que llegó a Colombia después de fracasar rotundamente como entrenador de Tigres en México pero con dos Mundiales juveniles bajo el brazo y con la certeza de poder dar frutos a largo plazo.
El español, esto lo reconocen los mejores, es un tipo metódico, brillante, que entiende el juego como pocos. Con Osorio en Paraguay, Tata Martino en México y la Copa América en la esquina … venga, vamos a por Lopetegui.
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