Santa Fe le está dando la oportunidad de la vida a Facundo Guichón…
Un uruguayo que llegó sobre la hora, facherito y mechudo, pedido de un entrenador al que nadie conocía y con pinta de hablar mucho y correr poco. El típico que se viste como Cristiano Ronaldo, que mete miedo en el calentamiento, pero que en la primera que toca hace saber que no es menos que un paquete.
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Se le recibió con sospecha, pues honestamente ya estamos mamados. Hemos madurado y los dirigentes, aunque lo siguen haciendo, se están comenzando a dar cuenta de que para satisfacer al hincha colombiano ya no basta con traer a cualquier chiflamicas que venga del exterior y tenga un apellido exótico. Straqualursi, Guastavino, Guichón, Hauche… fíjese que el apellido siempre es exótico.
El hecho es que Facundo, aunque no la tiene fácil, ha arrancado bien la relación con el hincha. En pocos minutos y apenas tres titularidades ha dejado buenas pinceladas con su zurda. Nadie en el plantel es tan bueno para centrar de costado con balón en movimiento y siempre que entró le dio al equipo un aire de fútbol colectivo, juego de paredes y algo de estética efectiva a un equipo que se muere de hambre. Con él en cancha, Santa Fe ha jugado el mejor fútbol del semestre.
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Sin embargo, lo que le ha ganado el favor y el aplauso del Campín, más que su zurda, es su oficio. Guichón es uruguayo y mete como uruguayo. Vuelve en todas, corre a por todas, no da balón por perdido, va al piso, recupera. Ha estado a la altura del sacrificio defensivo que exige Santa Fe y que le suele faltar a los facheritos acomodados que suelen venir de vacaciones al FPC.
¿Pero por qué? Pues porque aunque no sea la norma, aunque Santa Fe no sea el club más glamuroso y reconocido del mundo, esta sí es la oportunidad de la vida para Guichón. Antes de llegar al Rojo, Facundo era un jugador de segunda. De Segunda B.
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El uruguayo es producto de la fértil cantera de Peñarol y allí debutó en 2011. Por el fútbol uruguayo deambuló entre cesiones y en 2014 se fue a España. Al Alcorcón de segunda división. En el país de Xavi e Iniesta, si bien hizo buenas temporadas, no logró dar el salto a la división mayor.
Alcorcón, Alavés, Murcia, un paso breve por el Seinajoki del fútbol profesional finlandés y, finalmente, media temporada en el Llagostera de tercera división española. Así transcurrieron sus últimos cuatro años. Desde que jugó en Uruguay, más allá de un parpadeo en la imponente Veikkausliiga finlandesa y de que hizo parte del plantel del Alavés que ascendió en 2016 (luego lo mocharon), ‘Facu’ no sabía lo que era jugar en Primera. Santa Fe, a sus 27 años, le devolvió esa ilusión…
Y él le está devolviendo el favor. Unos octavos de final de Copa Suramericana contra el Millonarios de Russo sería un partido hermoso para consagrarse, capaz que el más importante de su carrera. Ha hecho todos los méritos para ser titular, la afición lo pide a gritos y solo falta el OK de Sanguinetti.
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Foto:
Extra Bucaramanga
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