A última hora se conoció que los siguientes mundialistas se enlodararán en los potreros del FPC. Entre y descubra quiénes son.
Carlos Carbonero
¿Quién en el River del 2013 hubiera pensado que el morocho que la rompió ese año estaría cinco años después vuelto nada por las lesiones y de regreso en su tierra? De seguro que nadie. Carlitos en ese año fue un toro por donde lo pusieron. Supo jugar de flecha larga por las bandas, de lateral cuando lo necesitaron y hasta de mixto al lado de Ponzio. Con los de la banda cruzada nada más estuvo un año y se fue con dos copas bajo el brazo y directo al Mundial de Brasil. Rendidor, efectivo y ganador.
Antes, en sus primeros años en Argentina, también dejó la promesa de ser grande. Aunque en su primer equipo no tuvo grandes actuaciones, cuando se fue a préstamo al Ársenal de Sarandí se fue con pepinazos al ángulo, títulos en la maleta y ovacionado por los hinchas. Es decir, a fin de cuentas, en cuatro años en Argentina fue rey cuatro veces; dos con River y dos con Arsenal.
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Y espere, luego de todo eso lo recibieron como fichaje estrella en la Sampdoria de Italia. Todo bien hasta ahí. El problema es que las rodillas empezaron a fallarle, los tendones le carcomieron las piernas y al final, de repente, la nube lo mandó a descender con el Cortuluá. Pero, bueno, Carlos, la vida te ha mandado una nueva oportunidad en el Cali. El cucho que a todos quiere, Pelusso, te recogió y espera de ti el Carbonero que se comió Argentina en solo tres años. Vas a jugar tres torneos, ‘Sudaca’ , Copa y Liga. Descréstanos.
Farid Díaz
Y de esta, ni el más ingenuo, ni el peor seguidor del fútbol colombiano la hubiera pensado. Si arriba nos sorprendimos, con Farid nos vamos a dar en la cabeza. Luego de ganarlo todo, TODO, con Nacional, la vida lo tiró al –léase bien– Valledupar F.C. de la ‘B’. Quién lo diría. Pasó, en menos de tres años, de ganar Libertadores, jugar en Olimpia e ir al Mundial, a jugar en un caserío.
Aunque, ojo, con Farid pasa algo muy distino a lo que pasó con Carbonero. Pues a Carlitos el fútbol lo obligó a probarse en el Cortuluá y a durar casi dos años sin pisar el césped. En cambio, Farid, al parecer, lo hace por gusto, porque quiere. Porque Valledupar es su tierra, allá está su familia y qué mejor que terminar la carrera ascendiendo al equipo de sus amigos, de su gente.
Pero igual sigue siendo extrañísimo que ningún equipo grande del país le haya ofrecido algo. ¿O es que en Santa Fe Nicolás Gil es mejor que él?, ¿o en Junior Gabriel Fuentes es más? Todo apunta que lo subestimaron, que nunca miraron los 13 partidos que tiene con la Selección Colombia, ni los 12 títulos que tiene en el estante de su casa. Y es que contratar a Farid es irse a la fácil, apostarle a un man que en Colombia lo sabe todo, que lo ganó todo y hoy es uno de los jugadores actuales más ganadores del FPC.
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