Pena máxima: Juicio al fútbol colombiano
«La desilusión del hincha»
Editorial Planeta
1995
Dicen que en Colombia vivimos de relatos. Que nos basta un buen cuento, que lo importante es adornarlo más allá del desenlace. Difícilmente puede asegurarse que la aproximación del colombiano es la misma para todo. Sin embargo, cuando de fútbol hablamos, el conformismo parece estar bien amarrado a las raíces de nuestra idiosincrasia, al menos en una época.
Colombia tiene dos logros a nivel Selección mayores: un campeonato y un subcampeonato. El primero se logró en la Copa América 2001 y tiene un asterisco tan grande que termina por opacarlo del todo. El segundo (y del que nadie se acuerda, porque si algo es cierto es que nadie se acuerda del segundo) se logró en la Copa América 1975. Entre uno y otro sucedió el fracaso colombiano por excelencia: el Mundial Estado Unidos 94. El golpe de este último fue tan contundente que se ha convertido en la metáfora que simboliza una era.
El periodista Fernando Araújo Vélez hace más de 20 años, en pleno duelo deportivo de 1995, publicó su libro Pena Máxima: Juicio al fútbol colombiano. Una ira transversal atravesó los dotes periodísticos de Araújo para conformar una especie de diatriba literaria contra el seleccionado nacional. Hay señalamientos y agradecimientos, denuncias y confesiones, pero sobre todo, hay catarsis.
No somos del talante de andar reviviendo las crisis cuando todo el mundo está de fiesta: ya mucho se ha hablado de los 90’s, y hoy se vive otra Selección, una que seguro Araújo disfruta. Sin embargo, en las doscientas páginas que conforman Pena Máxima: Juicio al fútbol colombiano hay unas cuantas que gotean sinceridad y que merecen ser leídas antes de que hoy juegue la Selección: «La desilusión del hincha».
El cuento corto narra la historia de un colombiano en dos épocas: 1975 y 1994. Impregnado de nostalgia, Araújo hiló el fútbol romántico, el sueño americano, el silencioso oficio de trabajar para vivir y el rococó del narcotráfico alrededor de la historia de un hombre que entregó su vida a una Selección de fútbol. Leer el cuento es pensar en la agobiante paradoja de si es mejor recordar que vivir. Leer el cuento es pensar que la historia de nuestro país nos moldeó para excesos; para pensar que un taco o un caño pueden salvar un partido. Leer el cuento es un ejercicio que, de cara a la Copa América, implica analizarse como hincha. Cerramos con un fragmento:
No tenían patrocinadores ni ganaban millones, apenas para vivir. Los presidentes jamás fueron a verlos. Y cada gol que hacían era la misma felicidad. No sé cómo explicarlo… Es como cuando tú vas contra la corriente y ganas; la alegría es tres veces mayor. Por el triunfo, por la gente que no creyó en ti y por ti mismo, ¿ves? Míralos, se les notaba la ilusión en la mirada, las ganas…
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