Porque recordar es vivir.
Ricardo Cicilano recorre cada centímetro de su habitación. Se sienta, se acuesta, se rasca la cara, las manos. De su boca no sale ningún ruido, pero el sonido de sus movimientos habla por él: está sufriendo la noticia que le acaba de dar su familia: “el abuelo ha muerto”.
Es de noche en el Hilton de Bogotá. Tiene que dormirse rápido: mañana tiene un partido importante de cuadrangulares con Millonarios. El sufrimiento humano debe esperar.
Al día siguiente, el Millos de Juan Carlos Osorio le gana 1-0 a Medellín. Un cotejo complicado. Faltan diez minutos para el final y el visitante es dueño del balón y las posibilidades. El empate está cerca. Y Ciciliano, enceguecido por sus propios pensamientos, ve como el balón se aleja de él. Aunque lleva tiempo jugando en la capital, su respiración se agita. Su cuerpo pide aire caliente, el aire de su tierra. En las graderías un hincha lo señala: “Si querés ganar, Juan Carlos, sacá al costeño. Ya se cansó. ¿No ves?”.
Osorio no escucha, o, por lo menos, se hace el que no. Otro hincha, dos sillas arriba, le responde: “No sea imbécil, con la lesión de Henao nos quedamos sin cambios. Tocó con estos, pa”. Ambos se miran y con gestos se entienden: “A sufrir, porque qué más”.
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Suena el pito del ábitro. Falta del arquero, penalti y Cuadrado sale expulsado.
Ciciliano, ya sin piernas, pero con ganas de salvar la patria, le dice al profe que él tapa, que tranquilo. Un asistente técnico corre a los camerinos para traerle el buzo. Ante la mirada de todos, se lo pone. Es estrecho, no tiene práctica y se atora con el cuello.
Parado en el arco, todo lo ve pequeño y distante. Castrillón acomoda el balón en frente de él y el panorama cambia: ahora el pequeño es él. Castrillón emprende su marcha, Ciciliano se mueve, inquieto, como horas atrás. Disparo. Ciciliano cierra los ojos y se lanza a la derecha porque, muy adentro de sí, algo se lo ordena. Abre los ojos y ataja. Y los hinchas saltan y gritan y minutos después celebran el triunfo y corean su apellido, que es el mismo de su abuelo.
En la rueda de prensa ante unos periodistas que lo miran con la cara de quien acaba de ver a un ángel, dice: “No fui yo, fue mi abuelo desde el cielo.
En Hablaelbalón creamos la sección ‘Recordando’ para rescatar del olvido las hazañas, momentos, partidos, jugadores, goles y acontecimientos inverosímiles de la historia del fútbol. Si conoce alguno y quiere que lo recordemos en nuestra página, escríbanos a nuestro correo: [email protected] para devolverle la pared. Sea nuestro ’10’ y reparta el mensaje.
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Caracol Radio