Soy malísimo para los nombres propios y tengo muy mala memoria. Además del fútbol, mi deporte favorito es exagerar y equivocarme en las predicciones.
Dos mediocampistas defensivos se inventaron una nueva forma para medir y evaluar a jugadores y equipos de fútbol.
Cuando en las discusiones de fútbol alguien se pone de artista y empieza a hablar de las estadísticas aparecen siempre los mismos lugares comunes: posesión, asistencias, goles por partido, remates al arco, tiros de esquina… Parece que los futboleros, incluso en esta época en la que se mide cada gota de sudor, no nos hemos dado cuenta que evaluar a 22 jugadores guiados por este tipo de estadísticas dirigidas casi siempre a los roles ofensivos es injusto, equivocado e insuficiente.
Mamados de eso – y para hacerle honor a los Sergio Busquets, a los Kanté, a los Matheus Uribe–, Jens Heneger y Stefan Reinaltz, dos mediocampistas defensivos que jugaron en la Bundesliga, se idearon una nueva forma de medir el rendimiento de jugadores y equipos.
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¿Cómo?
La vuelta es sencilla. Estos locos entendieron que la acción más relevante en el fútbol es la de “romper” la línea rival. ¿Qué es romper la línea rival? Es cuando, a través del drible o del pase, en dirección a la portería de al frente, se superan hombres del equipo contrario. Cuando Messi le mete un pase filtrado a Lucho Suárez entre Sergio Ramos y Varane (y este controla correctamente y quedan en posición para matar al arquero), ¡bingo!, podemos hablar de que saltaron la línea rival; y, por consiguiente, tanto Messi como Suárez, rompedor y receptor, ganan puntos para el informe final (incluso si la jugada no termina en gol).
¿De qué depende la puntuación? De la cantidad de jugadores del equipo rival que “fueron dejados por fuera de la jugada”. Si Dávinson Sánchez le tira un balón filtrado a Falcao desde campo propio y lo deja mano a mano, recibirá 10 puntos: el número de jugadores que dejó “por fuera de la jugada”; y Falcao, que controló correctamente, recibirá un punto por hacer de receptor.
¿Qué es lo interesante?
Que al indagar cuántas veces un equipo “rompe las líneas del rival”, se puede hacer un diagnóstico más preciso de su verdadera peligrosidad –la “posesión”, en abstracto, no sirve para un carajo–.
Así, entonces, se puede medir en detalle, la capacidad de un equipo para proteger sus líneas y para vulnerar las del rival. Con este método se puede saber, por ejemplo, cuántas veces Jefferson Lerma encontró a Juanfer Quintero detrás de la línea de la mitad inglesa en el Mundial. ¿Cuántos defensores dejó “por fuera del camino” James en la última temporada? ¿Cuántas defensores del Atlético de Madrid son dejados por fuera de la jugada por partido? ¿Cuántas veces Godín?
Es lindo porque con el método packing (así lo bautizaron en inglés) se valora la influencia no solo de los de arriba, de los jugones, sino también de los defensores y mediocampistas capaces de influir.
¿Qué datos interesantes ha arrojado?
¿Adivinen qué pasó en la semifinal del Mundial de Brasil cuando Alemania vapuleó al local por 7 a 1? Pues que Alemania le hizo 84 packings a los defensas brasileros –el registro histórico más alto–. Así, aunque Brasil tuvo más posesión general, más tiros al arco, más cortes de balón, se explica bien por qué recibió su peor humillación histórica.
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En el Mundial, el equipo que más líneas rompió fue la sorprendente Bélgica semifinalista (y Hazard, el jugador que más veces logró hacer de receptor); en lo que va de esta temporada, Messi es el jugador que, con 18, más defensores “ha dejado en el camino”; en los primeros cuatro partidos de la Premier se midió que el Liverpool es el equipo que más defensores deja en el camino y al que menos logran romperle su línea de atrás (algo debe tener que ver con su rendimiento perfecto en liga); con 79 rivales (incluyendo delanteros, mediocampistas y defensores) “saltados” por partido, Toni Kroos es el jugador con mejor récord general en el mundo en esta temporada.
De ahora en adelante, gracias a estos dos mediocampistas y a su compañía con la que registran datos de nombre Impect, no se valen más esas estadísticas chimbas de “posesión”, “tiros al arco”, “tiros de esquina”, “asistencias”. Será mejor empezar a hablar de packings, de rupturas, de saltos de línea, que de esto se trata el fútbol.
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