Son tipos raros los futbolistas. No los entendemos. Pero no por eso dejan de sorprendernos. Y si hay futbolistas que nos sorprenden, son aquellos de cerebros maltrechos que se permitieron ser expulsados antes del minuto de juego. Pase y conózcalos.
David Pratt (o cualquier otro aficionado).
En Inglaterra a la liga de séptima y octava división se le llama Southern League. El Chippenham Town juega en la Southern League. En el 2008, entre sus filas, estaba este loco que usted ve en la foto. Al parecer el año cerraba mal para él. La vida se le hacía difícil. Era 28 de Diciembre y lo último que le apetecía a David era jugar a la pelota. Pero le tocaba, contra el Bashley. Él no quería.
Rebelde, al segundo tres, con los taches arriba, se hizo expulsar.
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El samurai
¿Sabe qué es la Liga J? La liga japonesa. Bueno, en 2011 jugaron el Nagoya Grampus y el Tokyo Verdy. En el Nagoya Grampus jugaba un Samurai: Takahiro Masakawa. El bueno de Taka entró al partido en una desconcentración total. Y como a los samurais, esta le valió la muerte: expulsión a los cinco segundos. Disfrute.
La traición a Preston
A Preston Edwards le tocó estar en esta lista por culpa de su posición. ¿Adivinaron? Sí, es arquero. A Edwards le llegó la fama porque tapando para el Ebsfleet United de la sexta división inglesa, no pudo prever que un defensa suyo lo traicionaría con una macana del tamaño de Wembley al segundo 7′. Entonces él puso el resto: penalti y roja al segundo 10′. Fuck off.
Daniel el travieso
¿Reconoce a Daniel Felipe Giraldo? Tranquilo, es normal, aunque el fútbol le dio una segunda oportunidad y hoy juega en La Equidad, está bien que por un rato lo haya condenado al olvido. No exageramos, el travieso de Daniel, vestido con la de Millonarios, no tuvo reparo en su máxima pilatuna: entrar, directico, sin rodeos, a pegar una patada criminal. Diez segundos y roja. ¡Travieso!
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Johan Arango
Johan inspiró esta lista. Verlo jugar es un divertimento, talento en estado puro y rebeldía. Pero pasa (le pasa) que la cabeza suele abandonarlo e infantilizarlo hasta el extremo. El domingo, Santa Fe sufría a chorros y perdía de local. Costas lo mandó a llamar, haciéndole entender que debía ser el redentor.
En la primera jugada, rebelde, encaró hacia adentro, se asoció. El público volvió a reír. Luego, un esquizoide cabezazo sin balón lo mandó a las duchas. Santa Fe perdió.
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