¿Y esta? ¿A qué nadie la recordaba? Estos son los once dioses, los once reyes, los once ganadores del mundial que jugaron en algún momento de su vida en Colombia. Disfrute y gózese el cuento.
1. Schubert Gambetta (Cúcuta)
El primer rey que llegó a impartir fútbol en el país fue él. Lo hizo en 1949, un año antes del mejor momento de su vida. Venía de ganar casi veinte títulos en diez años con el Nacional de Uruguay. La combinación Gambetta y Nacional compró 18 copas (4 internacionales) para las vitrinas del club. El romance entre su nombre y su sinigual forma de eludir rivales a diestra y siniestra, dio origen -lo parió- al vocablo gambeta.
‘El Mono’ Gambetta, contrario a lo que se piensa, fue una fiera en la defensa. Obvio, la burla a los rivales era parte de su repertorio, pero su verdadero amor siempre estuvo en la retaguardia y en el arte del quite. Además -pilas con esto-, parece que Schubert fue mucho más importante en la noche del maracanazo de lo que se cree. Siempre nos han hablado los abuelos del discurso fantasioso de Obdulio Varela (“en la cancha somos once contra once y los de afuera son de palo”), pero, parece que la leyenda se la sacaron de la garganta al mostro Gambetta.
2.Ramón Eusebio Tejera (Cúcuta)
Al igual que el ‘Mono’ Gambetta fue titular el día del Maracanazo. Llegó en el año 1951 luego de haber liderado la defensa de la Uruguay que fusiló a doscientos mil brasileños en el Maracaná. La enciclopedia del fútbol cuenta que era un líbero de mil pulmones, siempre con extratanque para tapar los huecos de sus colegas. En la ‘celeste’ jugaba a lo Beckenbauer; es más, quizá haya sido el primer Beckenbauer del fútbol mundial.
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Lucía un bigotón negro que, junto a su barriga cervezera, su gruesa fisionomía y su dureza defensiva, le dieron el trabajo de capataz en la Selección. Debutó con la pelota por primera vez en 1940 en el Bella Vista de Uruguay. Después jugó para el River Plate de su país del 43 al 44. Al siguiente año fichó por el Nacional, con el que quedó campeón tres veces de la liga. En el 51 llegó a Colombia como el fichaje rimbombante de la década y vivió durante un año la época de ‘El Dorado’. Lo mejor de Don Ramón era que, aunque su mirada fuera dura como una piedra, en los camerinos siempre era el más chistoso.
Foto:
La Mirada de un Coleccionista
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