Después de 14 años de más lagunas que aciertos, la gloria llegó a Chamartín. De la mano de un ex volante italiano y un viejo zorro de la pizarra, el Real Madrid alzó la Champions con todos los méritos; paseando al Shalke 04, tomando revancha con el Borrusia Dortmund, humillando al Bayern de Guardiola y ganado con épica la final en el minuto 93, como las fábulas lo cuentan
Después de su primera temporada, Ancelotti tiene un reto mayor que el de alcanzar el éxito: gestionar el éxito. Para que todo perdure, para dejar huella, para que una buena temporada se transforme en un ciclo. Porque las buenas temporadas dejan copas y estadísticas, los ciclos hacen escuela, se transforman en enciclopedia para el fútbol del mañana.
La excelente temporada del Real Madrid se explica, en gran parte, con el increíble rendimiento de cuatro jugadores a los que podemos llamar la columna vertebral: Sergio Ramos, Lucas Modric, Ángel Di Maria y Cristiano Ronaldo. Los cuatro desde su posición y desde lo que él equipo necesita de ellos, son unos fenómenos. Puedo ver a Ancelotti rezando todas las noches para que “el fideo” se quede esta temporada. El jugador que solo sabe jugar a 300 km por hora debe quedarse, pensará ¨Carletto¨. El jugador capaz de revolucionar el estado más solemne de un partido de fútbol. Di María es todo vértigo. Rápido, desequilibrante, terco, guerrero, exquisito. Su juego emociona a cualquiera. Y jugando con una sola pierna, pero con esa zurda quién necesita usar la otra. Pero se quiere ir, y eso obliga a Ancelotti a cambiar muchas cosas. 80 millones o todo el oro que se pida por él, estarán bien pagados.
El jugador capaz de revolucionar el estado más solemne de un partido de fútbol. Di María es todo vértigo. Rápido, desequilibrante, terco, guerrero, exquisito
El vacío que dejaba Di María –por no hablar de cráter-, significaba el desafió más grande de la secretaría técnica del Madrid para reforzar el equipo este verano. Con una plantilla completísima en todas las líneas, reemplazar a Ángel debía ser el objetivo número uno. A pesar de la dificultad de la tarea, el mundial hizo el trabajo por el Madrid. En el torneo que se suponía sería el de Messi y Neymar, irrumpió otro diamante; otro zurdo exquisito y no con menos pundonor: James, el goleador del mundial y autor del mejor gol del torneo, demostró –desde hace bastante tiempo- que su zurda acompañada de su enorme carácter en el campo, atesora la calidad suficiente para ser el faro de cualquier equipo.
A pesar de la dificultad de la tarea, el mundial hizo el trabajo por el Madrid. En el torneo que se suponía sería el de Messi y Neymar, irrumpió otro diamante; otro zurdo exquisito y no con menos pundonor: James, el goleador del mundial
El Madrid, motivado por la sorprende actuación de James y por los beneficios de la mercadotécnica del futbol moderno, no dudo en pagar 80 millones por él. James es un baluarte para un técnico, pero también para los agentes de publicidad. Y eso es lo que más le gusta al Madrid. Que mejor que euros y fútbol en un mismo jugador.
La partida de Di Maria y la llegada de James –y Kroos en menor medida-, suponen un rediseño táctico del equipo. Di María es más versátil; posee un desgaste y una movilidad “box to box” que no tiene James. Puede ser extremo, media punta, interior o lateral. Potencia y se siente cómodo en medio del vértigo y el contragolpe del Madrid. En el 95% de los partidos de la temporada pasada, Ancelotti jugó un 4-3-3, con Di María y Modric de interiores, acompañando a Xabi Alonso como ancla. Los otros partidos, que fueron los más importante jugo con un 4-4-2 replegado con Di María en una banda.
James, donde se siente más cómodo es detrás de un delantero centro. Como enlace. Exactamente como Mourihno utilizaba a Ozil. Tendrá que maquillar sus carencias, y adaptarse a nuevas posiciones y situaciones del juego para ser protagonista. Pues con Kroos, Modric, Alonso, Illarramendi, Khedira y la “BBC”, se antoja difícil que Ancelloti diseñe un equipo a la medida de James.
Tendrá que maquillar sus carencias, y adaptarse a nuevas posiciones y situaciones del juego para ser protagonista
James y Di María son dos de los mejores zurdos que tiene este deporte. Encarnan dos propuestas distintas de jugador. El uno vive de los espacios, el otro vive de entender los espacios. Al parecer, la progresión de James está íntimamente relacionada con la salida de Di María. Es imposible que los dos puedan expresar todo su fútbol en el mismo equipo, con este contexto. Menudo pecado tenerlos en el banquillo. Ahora que James esta comprado, el sentido común indicaba que era más prioritario retener a Di María que apostar por una promesa. En todo caso, los dos son unos diamantes. Y los tiene el Madrid. Vaya problema.
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Twitter: @sebastiannohra
Autor: Sebastián Nohra