La Selección de Uruguay empató 2-2 con la Selección de Japón.
Partido parejo. Huevo y corazón contra disciplina e inteligencia obsesiva. Japón cortico, mecánico, ofensivo y osado. Uruguay fiel a su 4-4-2 con ganas de resolver la cosa rapidito. Pero cuando uno quiere hacer las cosas de afán, se complican. Ley de la vida.
Los primeros 20 minutos el peligro lo puso la banda del Niupi. El 10, Nakajima –cualquiera lo confunde con Oliver Atom– hiló pases, conectó, pensó, siempre con la pelota en los pies. Petiso, ligero, se escapó y pocas veces tuvo que chocar contra la garra charrúa.
La primera sorpresa llegó a los 24. Laxalt no quiso decirle a nadie que estaba lesionado pero todos se dieron cuenta cuando no pudo regresar en la contra y Miyoshi reventó el balón en la cara de Muslera. 1-0.
En Uruguay dolió tanto que todo el país enfocó su energía y rapidito llegó el empate cuando Ueda entró con los taches sin dudarlo. Fue un penal de esos que no se pitaban antes de que cuatro hombres pudieran revisar las jugadas, pero penal sin duda. El pistolero engaño a todo el mundo y tome lo suyo. “Fue pura chepa, ya están las cosas de vuelta en su lugar, en nada Uruguay le da la vuelta”.
Los de Tabárez prendieron ‘la Ferrari’ y atropellaron a los japoneses. Por las bandas, por el medio, por el aire y por el suelo. Dispararon desde todas partes. El mejor: la bomba de empeine de Cavani que astilló el travesaño. Ojo que fue con la pierna “no-hábil”, como díria un periodista deportivo. Será sin duda el mejor no-gol de la Copa.
Pero aunque Suárez y sus amigos tocaron y tocaron la puerta, el segundo tiempo volvió a saludar con gol a los japoneses. Centro, blooper de Muslera y jaiá, patada karateka: segundo gol de Miyoshi.
Uruguay le dio replay a la película y otra vez la Ferrari prendida. Tabárez gritando desde su trono. Tiros e intentos. Fallos. Hasta que… Tiro de esquina, la receta infalible de los abuelos uruguayos: dos huevos, un corazón entero y mucho, mucho sudor. Con eso ‘Josema’ preparó el caldo que les dio el empate. 2-2.
A Goliat le supo amargo el empate porque le falta jugar con Chile. Y David se va contento, pues le toca con Ecuador. Que no los subestimen, capaz que les pasa lo mismo.