Estamos buscando a Halilović, el croata que jugó un partido con el Barça y que los hinchas culés creyeron que era el «sucesor» de Messi. ¿Sabe dónde está? Ayúdenos a encontrarlo.
Ya perdimos la cuenta de cuantos pibes del Barça B o de La Masía han sido
bautizados por algunos hinchas como «el nuevo Messi». Parece que no han entendido que es casi imposible que alguien si quiera se parezca ‘La Pulga’. Pero bueno, con ‘Hali’ la cosa no fue taaaaan descabellada, al menos físicamente: también es zurdo, mide 1.70M y juega en la misma posición. Sin embargo, ¿dónde está Halilović? Si usted puede responder a esa pregunta sin acabar el artículo, es un futbolero de verdad.
Hizo las inferiores en el Dinamo Zagreb y era el ‘wonderkid’. También jugaba en la sub-14 de Croacia con la banda de capi amarrada en el brazo. A los 16 ya era parte del primer equipo del ‘Plavi’ y tres meses después de que lo subieran vacunó al Belupo, convirtiéndose en el futbolista más joven en marcar en toda la historia de la liga croata. En 2012, con 17 años, el Dinamo le dio su primer contrato profesional… que no duró mucho, pero bueno, nadie le quita lo bailado. La noticia llegó oídos de Niko Kovač que sin pensarlo lo llamó a la mayores para blindarlo.
‘Halilo’, como muchos hijos del fútbol ochentero, hizo que los fútbol ‘freaks’ recordaran a su padre Sejad, el volante del Dinamo. Al ver semejante perla, el Barça no dudó comprarla para su colección. Le dieron 6.5 millones de euros al Zagreb a cambio. La condición era que empezara en el ‘B’. Llegó al filial con 61 partidos como profeta, 8 goles y 4 asistencias. ¿A veces hay que retroceder para avanzar?
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Con 18 añitos era la nueva sensación de la cantera: su forma de regatear, de pasarla y acariciarla ya era comparada con la de Messi por los más ingenuos. Cuatro goles y una asistencia en 29 partidos fueron suficientes para ganarse el llamado de Luis Enrique.
En 2015 le llegó el momento. Entró por Adama Traoré al minuto 62 en un cotejo de Copa del Rey contra el Elche. Ese día se creyó el cuento de ser comparado con Messi: encaró hasta marear a la defensa rival, en los pases fue puro toma y dame y le pegó una vez al palo. Treinta minuticos le duró el sueño. Ese palazo en el Manuel Martínez define literalmente su paso por Barcelona. De ahí no la volvió a ver. Salió cedido al Sporting de Gijón a la siguiente temporada.
En el Molinón nos hizo pensar que los equivocados éramos nosotros por haberlo desechado tan temprano: jugó 37 partidos, la metió cinco veces y también dio cinco asistencias que fueron claves para que su equipo no descendiera. Volvió a Barcelona, pero solo a recoger maletas. Se fue al Hamburgo. En Alemania se amarró los guayos solo ocho veces y la mandó a guardar una vez.
Las fintas que tiró en La Masía aún daban de qué hablar en España. De Canarias lo llamaron y dele otra vez para el avión. Las Palmas lo puso a jugar nuevamente en La Liga. En su primera temporada de amarillo jugó 18 partidos (seis como titu) y dio dos asistencias. A la siguiente el profe le dio la confianza y lo puso 21 veces. Dos goles, dos asistencias y un descenso fue lo que le devolvió ‘Halilo’. «Chao, te vi» le dijeron.
El Milan lo llamó creyendo que le iba a ir como a los demás croatas que estaban en el ‘Calcio’, pero fue más la ilusión que lo que de verdad dio en el campo. Gattuso lo puso 59 minutos entre tres partidos de Europa Leauge. Al final de la temporada Rino le dijo ‘arriverderci bambino’.
Lo llamaron del Standard Lieja, le prometieron cielo y tierra pero al final ni lo uno ni lo otro. «Me hicieron daño», dijo en una entrevista. Y otra vez cambie de equipo. Llegó al Heerenveen, el octavo club en su carrera, el mismo en el que Odegaard volvió a nacer como futbolsita. «Aún puedo ser tan bueno como Modric. Quiero demostrar que puedo ser uno de los mejores de la Eredivisie y estar en la cima de Europa», dijo hace no mucho el croata. Y es que ambición tiene, habrá que ver si logra atajar sus palabras. Hasta ahora lleva dos titularidades y doce partidos entrando desde el banco.
El otro día lo vieron hacer un golazo a lo Messi en un cotejito de entrenamiento: finta, enganche hacia afuera y zurdazo con rosca a todo el ángulo. Volvió a ilusionar. Mientras tanto, si lo ve por ahí, en alguna calle da la provincia de Frisia, dígale que en Hablaelbalón lo estamos buscando, que seguimos esperando que nos cumpla la promesa que nos hizo. Ya Odegaard lo está haciendo.
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