La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.
El Real Madrid es un polvorín a punto de explotar. Alta inversión, altas expectativas y una pretemporada que arrastra exactamente las mismas dudas del cierre de la temporada pasada. El (buen) juego del equipo no aparece, los futbolistas clave están en un nivel que sorprende por lo malo, los refuerzos todavía no entusiasman a nadie y, por primera vez desde que es entrenador, Zidane camina con un signo de interrogación encima. ¿Dónde está el genio de las tres Champions seguidas?
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En esa situación peluda, el “fichaje” inesperado de James Rodríguez cae bien en la atmósfera madridista. No solo porque su calidad tira para arriba el nivel de la plantilla, ni porque puede ser solución para suplir la lesión de Asensio y la caída en picada de Kroos y Modric, ni porque sea una movida populista que gusta a la afición, sino porque —aunque él no lo vea— puede convertirse en el mejor aliado del entrenador.
James, suponemos, no gusta de Zidane, pero sabe que si quiere jugar (y triunfar) tendrá que corregir aquello que disgustó al técnico hace dos años. Si lo hace, suponemos también, Zidane no será tan bobo para darle la espalda a la calidad objetiva del jugador. Así, si uno de los grandes problemas de la temporada pasada fue la incapacidad para suplir la producción de Cristiano, James viene con pólvora y es quizá uno de los volantes más productivos en todo el rentado.
En su primera temporada en el Madrid, la 2014/15, James hizo 17 goles y 18 asistencias. Un número ciertamente elevado y un registro que supera (por mucho) la mejor producción goleadora/asistidora de Modric, Kroos, Isco, Lucas Vásquez y Marco Asensio en todas las temporadas que llevan en el Madrid. Un dato demoledor.
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Ahora, como sabemos, aquella temporada fue con papá Ancelotti. Carletto no armó un equipo para el “consentido” —como muchos detractores nos han querido hacer entender—, solo configuró un colectivo en el que James se sintió imprescindible y confiado de que semana a semana, fuera de interior o en la banda, iba a contar con minutos importantes. Nosotros, los colombianos que lo seguimos con obsesión desde hace años, sabemos que su mejor versión sale flote cuando puede ser el conductor, no el bombero suplente que juega los minutos basura y de vez en cuando entra para (ver si puede) frotar la lámpara en los últimos minutos. Función, esta última, en la que, por cierto, también rindió en sus últimas dos temporadas.
La pelota está en el campo de Zidane y su orgullo. James va a estar en la plantilla sí o sí, triunfando o fracasando, pero ahí va a estar. Dale cinco partidos seguidos y verás una bestia de 17 goles y 18 asistencias. Especula, déjalo en el banco, dale de a cinco y confirmarás tus sospechas. Tú escoges, Zizou: ¿el “consentido” o tu mejor aliado?