Comenzó la segunda biografía de Bolt. En un partido amistoso del Central Coast Mariners, de la liga australiana, el ‘Rayo’ se estrenó con dos goles.
Correr 100 metros en menos de 10 segundos. Alcanzar 44, 51 km por hora. Ganar medallas de oro en los juegos Olímpicos de Pekín, de Londres y de Brasil. Saberse casi tan famoso como Bob Marley. No saber qué hacer con tanta plata. ¿Y luego qué?
Luego pueden pasar muchas cosas. Dedicarse a fumar marihuana en una casa con piscina en el ombligo de Jamaica. Rendirse a la ansiedad de lo que fue y ya no es y hacerse adicto a las pastillas para dormir, entregarse a las apuestas deportivas o esclavisarse por completo a las marcas publicitarias y la farándula.
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Esa historia nos la sabemos de memoria: el prodigio al que al abandonar su profesión la vida y sus rutinas se lo termina devorando. Pasa que Usain Bolt tiene otros planes. Su espíritu de niño feliz, ese que tantas veces trascendió en el frenesí de la velocidad, quiere jugar al fútbol. Jugar al fútbol a toda costa.
Lejos de las cámaras y de la élite: jugar por jugar, disfrutar de su velocidad rompiendo al espacio, tirando diágonales, aprender a no ir más rápido que el balón y a combinar sus esprints endiablados con definiciones cruzadas.
Volver a empezar.
Y ahí está, en los anónimos Central Coast Mariners de Australia. Viste la 95, es delantero, y ayer marcó por dos. Volver a empezar.
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DEBUTO EN LA RED 🔥🔥🔥!
Usain Bolt clavo 2 goles para la victoria de los Central Coast Mariners por 4-0 #Crack pic.twitter.com/cEtlkNbwta— Un toque más (@1toquemas) October 12, 2018
Foto:
El Confidencial
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