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Un año después estamos en las mismas: James terminó el Mundial en la enfermería y a un mes de la Copa América sigue en la enfermería. Su lugar favorito, parece, allí se la ha pasado gran parte de una temporada en la que apenas pudo coger ritmo. Preocupa porque pasan los meses, pasan los años, y el recuerdo del James más determinante y constante comienza a quedar atrás. Bien atrás.
La Copa América de este año, en principio, es una oportunidad única para la Selección Colombia. La crisis de Chile y Argentina (campeón y subcampeón) hace que, salvo Brasil y Uruguay, no haya ningún rival ampliamente superior al equipo de Queiroz. Así las cosas, llegar a la final parece posible. Eso, claro, única y exclusivamente si contamos con el mejor James.
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James Rodríguez no solo es el mejor jugador colombiano de todos los tiempos y el tercer goleador histórico de la Selección, es mucho más que eso. Es el referente, la piedra angular del viejo y también de este nuevo proyecto. Porque, nos guste o no, su nombre ha marcado el tempo de Colombia en los últimos años. Desde 2014 hasta hoy, siempre que James ha estado mal, la Selección se ha caído con él. La Copa América de Chile 2015 fue una tragedia porque vimos a un tipo bravo y terco que no supo administrar su condición de estrella madridista. En consecuencia, Colombia hizo un gol en todo el torneo y mostró el peor fútbol de la Era Pékerman. Rusia 2018 vimos un caso análogo: el equipo se atascó porque James, lesionado, rindió mal. En la única noche que apareció, dimos un recital de estética efectiva y le metimos tres a Polonia. Cuando James sonríe, Colombia sonríe; cuando James está mal, Colombia está peor.
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Entonces, la preocupación es más que legítima. Las condiciones externas están dadas para que Colombia sea protagonista, pero las dudas sobre el 10, como fantasmas, llegan en el peor momento. ¿Qué pasa si el mejor no aparece en Brasil? ¿Qué pasa si se repite lo de Rusia? La respuesta es dura y es fea: nuestras posibilidades de salir campeones se reducen a cero y poco más. Sin él —y sin Juanfer— dependemos de un milagro. Si James Rodríguez no llega a punto a Brasil 2019, esta generación dorada, la mejor que ha tenido el país, habrá perdido su última oportunidad de dejar un recuerdo en las vitrinas.
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Deportes RCN