Johan Cruyff fue probablemente el personaje más influyente de la historia del fútbol. Aunque ya partió, la potencia de su legado trascendió la trampa de la muerte. El fútbol es un lenguaje universal y las palabras de Johan nos hablan a todos.
El primer año de su muerte es una buena razón para recordar la dimensión del paso del ‘Flaco’ por este deporte. Un paso que fue revolucionario. Cruyff fue un terremoto en todos los sitios donde estuvo. En la cancha y en el banco fue un adelantado. Agitó las estructuras del Ajax, del Barcelona y de la selección holandesa, dejando consecuencias que medio siglo después hacen parte de la vida de equipos de élite.
Empezaba la década del sesenta con el final del reinado del Real Madrid de Di Stéfano que ganó cinco Copas de Europa. Mientras Cruyff terminaba de pulir su genio en la academia del Ajax, el paradigma imperante en Europa era el Catenaccio, liderado por los éxitos y la figura radiante de Helenio Herrera y su Inter de Milan. No es que la propuesta defensiva del Inter fuera negativa en sí misma. Pero el fútbol, como juego, se encontraba en un callejón. Se necesitaba un nuevo paradigma. Un Moisés que trajera las tablas de los nuevos mandamientos. Eso fue el Ajax del fútbol total de Rinus Michels y Johan Cruyff. El ‘Flaco’ fue el líder del Ajax tricampeón de Europa (71-73) y de la Naranja Mecánica de 1974: el mejor subcampeón de la historia.
Mientras Cruyff revolucionaba Europa con su de pressing alto, extremos abiertos, intercambios posicionales y circulación, el Barcelona se ahogaba en el agua de sus propias lágrimas. Había dejado escapar inexplicablemente a Luis Suárez al Inter, único Balón de Oro español de la historia y líder del Barca bicampeón de liga 59-60.
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Desde entonces el club no ganaba. Pero en 1973, el expresidente Agustí Monta, en la operación más cara de la historia hasta entonces, fichó a Cruyff. No había recursos para hacerlo, pero fue como si todas las derrotas y las frustraciones acumuladas durante décadas hubieran sido el crédito necesario para traer a quien fuera capaz de partir en dos la historia del club. Después de 14 temporadas, en el primer año de Cruyff, el Barca ganó la liga. El holandés se convirtió pronto en el Santo Grial del club. Pues aunque tras su salida en 1978 el Barca pasó por una larga sequía y se tuvo que enfrentar a todo tipo de crisis institucionales y deportivas, en esos cinco años Cruyff modificó el ADN y los principios filosóficos del club.
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En 1988, cuando el Madrid de la ‘Quinta del Buitre’ era el amo y señor del fútbol español, el controvertido presidente Núñez acudió a su nombre para salvarse el pescuezo. Lo nombró entrenador esperando que, otra vez, Johan pudiera cambiar el rumbo de la historia. Y Cruyff lo volvió hacer. Redibujó el equipo a su imagen y semejanza. Con fenómenos como Romario, Stoichkov, Guardiola y Koeman construyó el Dream Team, aquel equipo que ganó cuatro ligas seguidas y le dio la primera Liga de Campeones al club. Como entrenador, Cruyff recogió lo que años atrás había sembrado como jugador.
Johan escribió la constitución, la hoja de ruta de un club que fue otro desde su llegada, de un club que ha sido la referencia del mundo en la última década. De una institución que mira hacía atrás y no se reconoce. Cruyff tuvo errores, se equivocó, por momentos fue caprichoso e impulsivo. Pero lo positivo de su obra fue apabullante. Logró que el club unificara todas las categorías bajo la creencia y el trabajo en una misma metodología, en una manera de sentir y pensar el juego. Él fue el origen del cordón umbilical que desembocó en el Barca de Messi.
Pero Cruyff es mucho más que el personaje más importante de la historia del Barcelona. Sin encallarnos en el frondoso debate por averiguar quién es el mejor de la historia, hay que reconocer que en el selecto Olimpo del fútbol la figura de Cruyff brilla más que todas. Sobre todo si pensamos el fútbol como un juego que no solo se ejecuta, sino que también se piensa. Entre las deidades de este deporte, Pelé, Maradona, Di Stéfano, etc, ninguna tuvo tanta influencia, tanto impacto en la historia como Cruyff. Nadie aporto tanto al enriquecimiento del fútbol. Juntando todo lo que sus piernas y sus mente pudieron hacer por este juego, Johan es el más grande entre los grandes.
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