Estos son los mostros que, jugadas cuatro fechas de la Liga Águila, tienen la platica bien ganada. Conózcalos antes de que se vayan.
Ramiro Fergonzi (Patriotas)
Argentino, cuatro goles en su anterior equipo y amigo de Omar Pérez: esas fueron sus cartas de presentación en la pretemporada. Nadie esperaba mucho de él, pero, oh sorpresa, el entrenador le dio minutos desde el arranque y el delantero empezó a responderle. De los once, es el que más corre, el que más mete. Arriba, en la soledad de su posición, se bandea apunta de lomo y diagonales cortas que fulminan a sus marcas.
Aunque crea entre dos y cuatro opciones por partido, anda salado y todavía no marca. Sin embargo, si consigue sacarse la mala suerte y le afina a la puntería, podrá convertirse en un goleador de kilos. Tiene todas las condiciones.
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Juan Camilo Ángulo (Deportivo Cali)
Llegó desde los camerinos del rival de vida. No necesitó mudarse, ni cambiar de casa. Simplemente borró el rojo de su alma y se pintó de verde. Al principio la hinchada fue reticente frente a su llegada, temían que fuera un engaño, un caballo de Troya del enemigo para acabarlos o algo semejante. Pero no, ni caballo ni triquiñuela. Juan Camilo, apunta de envíos, asistencias, cambios y balones firmados con delicadeza por su diestra, se ha metido al bolsillo a la hinchada de Palmaseca.
En lo que va del semestre ya lleva tres pasegoles y está en la cima de la tabla de asistencias. Y eso no es todo, junto al ‘Pepe’ Sand han hecho una llave que tiene soñando a media Cali. A la otra mitad de la ciudad la tienen escupiendo espuma por la boca…
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Diego Guastavino (Santa Fe)
A Guastavino lo traen para limpiar el desorden que dejó el sucesor fallido de la 10 de Omar (Armando Vargas). Prefirieron no darle la camiseta, evitando cualquier extraña superstición, y le soltaron la ‘8’. Y sin el numerito atrás, sin el espíritu del ‘Calvo’ encima, ha empezado a tejer cositas en el Nemesio. En menos de dos meses en la ciudad se le ve aceitado y orientado.
Con sus compañeros ha conectado de la mejor manera. No falta mucho para que la brújula la controle únicamente él. Sabe las diferencias entre jugar con Roa y darle el balón a Arley. Si el equipo le ayuda y se prenden todos, gozará y hará gozar.
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Alvino Volpi Neto (América)
Cuando se conoció que llegaría a Cali, a pelearle la casa a ‘Bejaraña’, la ciudad entera soltó una carcajada. Apenas llegó, el guía que lo esperaba en el aeropuerto lo dirigió a la banca del Pascual. Nadie contaba con que el ‘Mourihito’ Felicio tenía preparada grandes cosas para él. En vez de hacerlo chupar banca, le dio los guantes y, al oído, para que nadie escuchara, lo mandó a defender los travessãos.
Y para sorpresa de todos ha demostrado ser un putas en el puesto. Sabe jugar con los pies, achica más rápido que cualquiera y volando llega a todos lados. Pilas con este mostro que demolerá la estatua de Bejarano en Cali.
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Juan Pablo Nieto (Once Caldas)
A los 15 años, cuando salió de la cantera de Nacional, Juan Pablo sabía que en algún momento le tocaría liderar a un equipo grande. Su levitar en la cancha, sin mucha habilidad física, lo hacían pensar eso. Ni siquiera cuando la banca del Atanasio lo absorbía se permitió la duda.
Pues la vaina se cumplió. Nada más mírenlo cómo anda ahora, feliz y contento con el balón atado en el Palogrande. Disfrutando de ser el comandante de un grande que quiere volver a la vida. Qué bueno es verlo feliz, socio de todos y arropado por Bodhert. Para jugar bien, como a él le gusta, necesitaba un refuerzo así.
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Foto:
El Tiempo
El País
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